Hemos vivido un año convulso, de eso no hay duda. Pero también es un año de lecciones. Para mí dos muy importantes:
que no tenemos el control, por mucho que nos lo parezca y
que somos absolutamente vulnerables.
Toda esa prepotencia que tenemos como humanos inteligentes por encima de todas las demás criaturas que habitan el planeta se ha ido de golpe al garete cuando la Naturaleza, caprichosa, nos lanza un bicho enano que nos pone todo patas arriba.
Por otro lado , hemos demostrado nuestra capacidad de adaptación y nuestra resiliencia como especie, habiendo conseguido un remedio como es la vacuna en un plazo récord. Cuando queremos somos capaces de mucho. No olvidemos esto.
Llegado el final de este año tan extraordinario en el sentido de raro, creo que podría estar bien pararnos un poquito a reflexionar. Como Sociedad, pero sobre todo a nivel individual.
Parar para recapitular, para ver si la vida que llevamos es la que queremos llevar o si hace años que accionamos el piloto automático. Preguntarnos si somos lo que queremos ser, en todos los ámbitos, o si simplemente nos dejamos llevar por las circunstancias.
Si al parar y respirar/reflexionar descubres que estás en el primer grupo, Felicidades!!. Pero si no es así, no te desanimes ni te culpes. Has dado el primer y quizás más importante de los pasos. Ser consciente. Desde ahí “sólo” te queda soltar los autoreproches, las excusas y la culpa y encarar el futuro con una nueva actitud.
Decidir lo que quieres y por dónde va a discurrir ese viaje que empiezas para, en resumidas cuentas, conseguir lo que la mayoría queremos. Disfrutarlo.
Muchos me llamarán ingenua, pero yo veo el futuro con confianza.
Saldremos de esta como hemos salido de otras muchas antes. No sé si reforzados o no, creo que no será fácil, esto todavía no ha terminado, pero antes o después saldremos.
Y muchos procuraremos no olvidar lo aprendido este año, que cada uno habrá aprendido lo suyo. Y si cada uno de nosotros es un poco mejor, como Sociedad también lo seremos.
Lo creo porque decido creerlo y porque, como dijo el gran Viktor Frankl, siempre seré libre de adoptar la actitud que me de la gana, sean cuales sean las circunstancias.
Así que, por favor, los que tengan la tentación de llamarme ingenua, que se abstengan porque me importa un rábano el miedo que nos quieran transmitir tanto políticos como medios de comunicación, sensacionalistas y buscando el titular tanto unos como otros, sobre lo que está por venir.
Mi pequeño micromundo depende sólo de mí y yo confío. Y ésta no es una actitud pasiva de creer en los cuentos de hadas. Es una actitud absolutamente activa, es una decisión personal. Y la tomo porque he comprobado muchas veces a lo largo de mi vida que no es ingenuo en absoluto. Es la “magia” de coger el control de lo que yo puedo controlar y apagar el piloto automático.
Así que mi deseo para el próximo año es que dejes de quejarte, cojas el volante y disfrutes del viaje!!
Esther Valls, Diciembre 2020