Creo que vivimos en un mundo acelerado, falta atención en todo lo que hacemos. Las múltiples ocupaciones, el exceso de información, la desconexión a pesar de la multiconectividad, ese vivir en piloto automático, nos lleva a situaciones de estrés continuado, mucha ansiedad y mal humor generalizado.
También creo firmemente que, así como la actividad física o deporte es fundamental para nuestra salud física, la práctica de ciertos hábitos como el mindfulness y las actitudes asociadas a él lo son para nuestra salud mental y emocional y, por tanto, ambas actividades, la física y la mental, son fundamentales como base de nuestro equilibrio.
Estas son las convicciones que me llevaron a dar un giro profesional y dedicarme a acompañar a personas en este entrenamiento que nos lleva a coger las riendas, apagar el piloto automático y disfrutar plenamente del viaje que es la vida. Además, me gusta pensar que haciendo lo que hago, aportando mi granito de arena para que cada vez haya más gente consciente en el mundo, contribuyo a que el mundo sea un poco mejor. Los que hacen los cursos a su vez lo transmiten y se crea una ola de cambio en la sociedad que cada vez es más palpable porque cada vez hay más gente que se une a ella.
Los temas sobre los que imparto cursos son básicamente los siguientes:
Inteligencia emocional basada en Mindfulness.
Actitudes para mejorar tu vida.
Mindfulness. Su aplicación en todos los ámbitos.
Siempre parto de la base del Mindfulness porque es un hecho indiscutible que los cambios a nivel personal parten de la toma de conciencia, del “darse cuenta”, y esto es Mindfulness.
En las sesiones individuales entreno contigo la habilidad innata de la atención, algo tan “sencillo” pero que nos resulta tan complicado. El entrenamiento es eminentemente práctico y yo te acompañaré compartiendo contigo todo lo aprendido y mi propia experiencia durante mis años de práctica.
La práctica de Mindfulness puede aplicarse a todos los ámbitos, para mí es una forma de vida. Desde la serenidad, claridad y equilibrio que proporciona podemos recuperar el control de nuestra vida abandonado el “piloto automático” en todo, desde lo más imprescindible para vivir como es comer o cuidar nuestro cuerpo hasta la resolución de problemas o situaciones más complejas como una relación de pareja, periodos de desmotivación o ausencia de ilusión, problemas laborales, toma de decisiones en cambios vitales , y temas transcendentales como el sentido o el propósito de nuestra vida.
El objetivo siempre es que quien lo haga aprenda a reconocer lo que le ocurre, cómo está, para después hacer algo con ello.